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Tensión, emoción, rabia, solidaridad confianza, lágrimas... todo se disparó cuando entrada la noche agentes de la Ertzaintza se llevaron detenido al joven gasteiztarra Ekaitz Samaniego. La noche era fría, pero el ánimo de los presentes, todo lo contrario.
Había concluido la marcha en favor de los derechos civiles y políticos, y también el acto celebrado en una plaza de los Fueros abarrotada, y los rumores, el boca a boca, condujo a muchos de los asistentes a la cercana plaza de las Desamparadas. Una vez allí, expectación y nervios. De repente, sonó una bocina y la multitud se acercó al Corte Inglés situado a apenas unos metros de allí. En ese momento apareció Ekaitz, encaramado a una balconada del céntrico edificio de los grandes almacenes, acompañado de varios otros jóvenes. Una gran pancarta colgaba de donde estaban: «Aski da! Ni uno más. Eskerrik asko!».
A partir de entonces, la calle Paz de la capital alavesa fue escenario de uno de los momentos más emotivos que se han vivido en este país en los últimos años. Aplausos, puños en alto, y gritos de ánimo eran lanzados con cariño desde la calle hacia donde estaba este joven, bertsolari y militante, condenado a ocho años de prisión por su actividad política. Y los mismos aplausos, puños en alto y gritos de ánimo eran devueltos desde arriba a la acera. «Ekaitz, herria zurekin!» gritaba la multitud, y así se lo hacía sentir. Porque ayer Gasteiz fue una enorme matrioska que arropó a su vecino, a un joven inmensamente querido en la ciudad y cuya detención hizo saltar las lágrimas a más de una persona.
Porque finalmente fue detenido. Minutos después de que Ekaitz y los otros jóvenes hicieran acto de presencia, y cuando la calle estaba abarrotada de gente solidaria, hicieron acto de presencia varias furgonas de la Ertzaintza, de las que salieron decenas de agentes embozados, que no tardaron en subir al inmueble para detener al joven.
Los gritos de ánimo se mezclaron entonces con los lanzados contra la policía, y la tensión subió por momentos. Kike Fernández de Pinedo y Gorka Ortiz de Guinea, concejal y juntero de Bildu, respectivamente, y el parlamentario de Aralar Mikel Basabe, intermediaron ante los agentes, que poco después bajaron al joven y lo introdujeron en un vehículo que salió de allí pitando. Los gritos de ánimo a Ekaitz arreciaban. Algo más tardaron en marcharse las miles de personas congregadas, sobre quienes aún sobrevolaba el eco de las palabras que se dijeron poco antes en la plaza de los Fueros: «Ya está bien, joder, de que se nos lleven a la juventud».
Video: http://www.gara.net/bideoak/120114_ekaitz/